La pregunta del millón ¿cómo y cuánto tiempo debo prepararme antes de ir al Camino? Cada cuerpo es un universo y no todos responden igual a una misma preparación. Hay personas que con una semana ya tendrán suficiente, hay quien necesitará 3 meses, o un año… No hay una respuesta clara ante esta cuestión.
Os voy a contar un secreto: ¡No hace falta prepararse para ir al Camino! Y ahora añado la aclaración necesaria: cuanto menos preparados estemos físicamente, más posibilidades de sufrir calambres, sobrecargas y lesiones tendremos; pudiendo, incluso, llegarnos a obligar a abandonar el Camino. Y, eso, no es bueno. Quizás deberíamos ser conscientes de nuestro estado físico y mejorarlo lo suficiente antes de lanzarnos al Camino. Pero si hoy decidís que mañana os vais al Camino… ¡Adelante! No hay nada que os lo impida y seguro que disfrutaréis.
Deberíamos ser conscientes de nuestro estado físico y mejorarlo lo suficiente […] Pero si hoy decidís que mañana os vais al Camino… ¡Adelante!
Si vuestra intención es recorrer un Camino largo, de 3 o 4 semanas o más, y sois conscientes de vuestras limitaciones, durante la primera semana pondréis a punto vuestro cuerpo para lo que sea. Cuando fui al Camino Francés por primera vez, alguien me dijo…
<<El Camino Francés se divide en 3 partes:
- La física – De Saint Jean o Roncesvalles a Logroño: Se sufren dolores y penurias físicas mientras el cuerpo se ‘endurece’ y se acostumbra a andar. Si no te rompes en esa primera semana, no será el físico lo que te impida llegar a Santiago.
- La espiritual – De Logroño a León: En esta parte, de largas rectas, pocas o nulas sombras y paisajes ‘monótonos’ piensas, te analizas y te destrozas por dentro. Si no te rompes psicológicamente aquí, no tienes excusa para no llegar a Santiago.
- La emocional – De León a Santiago: Aquí renaces. Coges los pedazos de la parte espiritual y te recompones de nuevo. Te conviertes en una persona nueva.
Y , cuando llegas a Santiago, despides al que fuiste y das la bienvenida al que eres.>>
En cualquier Camino largo nos pasará lo mismo pero, si vamos a uno corto, o a hacer menos de una semana en cualquiera de ellos, nos limitaremos a la parte física, sin llegar a las otras dos, y por tanto, nos pasaremos el Camino preparando el cuerpo a la carga física que supone caminar de 20 a 30 kilómetros diarios. Si ya llegamos con esa preparación hecha, disfrutaremos mucho más de él.
Cualquier Camino largo consta de tres partes: la física, la espiritual y la emocional
En nuestra vida diaria, pocas son las personas que caminan de 20 a 30 kilómetros diarios. Quizás un día que podamos hacer una excursión el fin de semana podamos acercarnos a los 10, 15, 20 o quizás a los 30 kilómetros pero, generalizando, en nuestra rutina diaria, poco o nada andamos. De ahí que sea tan importante prepararnos un mínimo para caminar esas distancias un día tras otro.
Es bueno caminar cada día un rato. No hace falta que sean grandes distancias. Caminar entre 1 y 2 horas diarias es un buen ejercicio, sin un gran desgaste físico y que nos prepara de una forma simple y sencilla para el Camino. No voy a entrar en los beneficios físicos que comporta salir a caminar, a nuestro ritmo y sin prisas. No soy ni médico, ni fisioterapeuta, ni podólogo, ni tengo formación en ningún campo de la salud pero os puedo asegurar que, después de unas semanas o meses saliendo a caminar, se baja de peso, se definen los músculos, te sientes con más energía… Mal no va. Tampoco hay que hacer de esto una obligación diaria. Yo empecé a salir una o dos veces por semana y, al tiempo, ‘necesité’ hacerlo más a menudo. Hoy por hoy, salgo a caminar de 4 a 5 veces por semana, ya sea por mi recorrido habitual por la ciudad donde vivo o saliendo a alguna pequeña montaña que haya cerca (mi ‘vuelta diaria’ por mi ciudad es un recorrido circular de unos 8,5 km que me ocupa entra 80 y 90 minutos y que recorre un parque urbano y 3 avenidas). Os aseguro que con estos simples paseos ya tendríamos nuestros pies y nuestro cuerpo más que preparados físicamente para recorrer cualquier Camino.
Es bueno caminar cada día un rato
Tan sólo deberíamos añadir a alguno de esos paseos el peso de una mochila para fortalecer trapecios, hombros y espalda. No hace falta cargarla demasiado, con llevar 3 o 4 kilos de peso es suficiente. Cuando yo planeo una salida de un día, me da lo mismo el tiempo que haga, siempre termino llevando lo mismo: 2 litros agua en el camelbag, comida, un chubasquero o chaqueta, pantalones impermeables, una camiseta de manga larga, el frontal, pilas de reserva y un botiquín pequeño. Esta mochila casi siempre está ‘medio montada’ y preparada para cualquier salida. Si cargamos una mochila así una o dos veces por semana fortaleceremos la parte superior y nos aseguraremos que la mochila del Camino no nos provoque lesiones.
En definitiva, si no tenéis una mínima preparación física, si vuestra vida se limita a un trabajo sedentario, moveros en coche, sentaros en casa a ver series y vuestros fines de semana se limitan a comidas o cenas con familia o amigos… Mal vamos. Empezad cuanto antes a salir a caminar pero sin obsesionaros. Cuanto más caminéis, mejor os sentiréis y, a medida que mejoréis físicamente, más ganas tendréis de volver a salir. Si no tenéis un trabajo sedentario, si vais a comprar andando, si en casa os pasáis más tiempo de pie que sentados y vuestros fines de semana incluyen caminatas, ya tenéis casi todo el trabajo hecho; añadid un poco de peso a la mochila y ya está.
Y con todo esto, he intentado contestar al ‘cómo’ (caminando, y a ser posible con mochila) y he contestado al ‘cuánto tiempo’ (el necesario). No puedo ser más explícito. Cada persona es un mundo y debería prepararse hasta saber y notar si físicamente se encuentra en condiciones para el Camino que haya escogido. Así, al lanzarse a esta gran aventura que es el Camino ¡podrá centrarse en disfrutarlo!
Se nota que tienes experiencia, suscribo totalmente tus consejos, Salud
Excelente consejo . Gracias por su tiempo. Ultreia et Suseia!