Preparativos previos

Si te has decidido a ir al Camino de Santiago, tanto si quieres como si no, antes de ir deberás tener en cuenta unas cuantas cosas. Así, sin pensar demasiado, se me ocurren estas:

  • Preparación física
  • Decidir el Camino
  • Equipo necesario
  • Documentación necesaria
  • Reservar o no reservar plaza

Preparación física

Voy a enlazar al artículo que escribí en su día donde explicaba Cómo prepararse Físicamente para el Camino. Básicamente, se trata de mantener una vida activa. Si el sillón o el sofá de casa tiene la forma de nuestras posaderas tenemos un serio problema: debemos empezar a movernos.

Todos sabemos caminar, hagámoslo, cada uno a su ritmo y sin prisas

Cuando seas capaz de caminar un par de horas seguidas sin mochila, cárgate con una mochila con agua, algo de comer y un impermeable. Eso pesará un par de kilos o tres. Cuando seas capaz de caminar cargado así un par de horas seguidas varios días seguidos ¡ve al Camino!

Saber qué Camino harás

Parece absurdo que empiece con éste punto ¿a que sí? Bueno, pues empiezo por aquí porque, dependiendo del Camino que hayas escogido recorrer estarás más o menos días fuera de casa y eso condiciona todo lo demás.

En  primavera, verano y otoño necesitará ropa que abultará mucho menos que en invierno, según abulte la ropa necesitarás una mochila más o menos grande, si te vas al Camino del Norte te va a llover sí o sí y necesitaras un buen impermeable, si te vas a un Camino montañoso, vayas cuando vayas, vas a necesitar más abrigo que uno que transite por menos altitud… Escoger la época y el Camino implica un equipaje distinto.

Necesitarás llegar al Camino y sacarás billete de ida pero ¿qué pasa con el billete de vuelta? Puedes presuponer que todo irá bien, que harás etapas de tantos kilómetros y que llegarás tal día pero ¿y si no es así? ¿Qué pasa si necesitas parar uno o dos días? ¿Te arriesgarás a sacar el billete de vuelta antes de salir, lo sacarás pocos días antes de acabar o lo harás cuando llegues a Santiago? ¿Te asegurarás de tener el billete ya comprado antes de irte o te arriesgarás a que no haya plazas cuando lo quieras comprar?

Voy a traducir lo que publiqué en mi Facebook personal en 2016, tras terminar el Camino del Norte y recorría el Epílogo a Muxía y Fisterra:

<< Hace 7 días que pruebo de comprar un billete de tren para volver a Barcelona. No lo consigo. Ni por la aplicación de RENFE, ni por Internet, he podido encontrar ninguno. He decidido que hoy (30-08-2016) iré a Santiago, a la oficina de RENFE, para intentar encontrar uno.

La chica empieza a buscar y me dice que, antes del día 5… Imposible. Me recomienda que vaya a la agencia de viajes del lado a ver si hay vuelos. Y hacia allí me voy.

En la agencia de viajes me encuentran un vuelo el día 01-09-2016 a… ¡300 €! Mientras ella busca otras opciones, y con el cuerpo descompuesto por el precio, vuelvo a abrir la aplicación de RENFE y… ¡Encuentro un tren el día 02-09-2016! Le digo a la chica ‘¡Acabo de encontrar un tren! Si me vuelves a ver… Es que no lo he conseguido.

Vuelvo a la RENFE y le enseño lo que he encontrado en el móvil. Con prisas, lo confirma. Es una anulación de última hora. ¡Es mío!

Por fin, y después de haber estado a punto de gastarme más de 300 € en un vuelo, ¡ya tengo billete!>>

Tuve mucha suerte, lo reconozco, y por esto recalco que el viaje de vuelta es algo que debe tenerse muy en cuenta.

Si vas a estar pocos días en el Camino o vas a ir en fechas señaladas como Semana Santa, algún puente largo o vacaciones de verano, yo saldría con los billetes de ida y vuelta asegurados.

Si vas a irte varias semanas o te vas en ‘temporada baja’ o en época de frío y sin que coincida ningún puente o fecha señalada, en éste caso podrías plantearte comprar el billete de vuelta cuando te falten pocos días para terminar, pues cuanto más largo es el recorrido más imprevistos pueden pasar o más cambios podrías querer hacer a tus planes iniciales.

Lo primero: saber qué Camino harás, cómo y cuándo irás y cómo y cuándo volverás

Informarse a consciencia

Es buena idea que, una vez escogido el Camino, te informes todo lo que puedas sobre ese recorrido. Busca guías por Internet en páginas especializadas donde encuentres propuestas de etapas, métete en algún grupo del Camino de Santiago y en algún otro del camino en concreto que quieres recorrer, lee las publicaciones previas que tenga el grupo y sus comentarios, pregunta tus dudas,… Haz todo lo que haces para unas vacaciones ‘normales’ pero profundiza más. Toda la información que encuentres te será útil y te ayudará a ir más seguro al Camino.

No olvides que una buena improvisación requiere de mucha planificación previa

Cuanto más conozcas antes de pisar el Camino, más seguro te sentirás recorriéndolo. Iría bien que supieras que etapas harás y sus distancias, dónde podrás comer y dónde no, dónde puedes sacar dinero,… Te aseguro que no es importante saber el albergue concreto donde se dormirá un día concreto, sino saber qué alternativas tenemos en caso de que el albergue al que queríamos ir esté lleno. Tampoco lo es saber en qué bar o restaurante comeremos, sino saber dónde poder conseguir comida para las etapas donde no haya servicios. Si deseamos visitar algún monumento, monasterio o pueblo debemos saber dónde está para no pasarlo de largo… Encuentra toda la información que te sea útil y relevante y, si te queda alguna duda, busca más y más información.

Equiparse para el Camino

Hay quien se lanza al Camino así, a lo loco, pero la mayoría suele ir al Camino con todo lo que cree necesario para recorrerlo y, normalmente, acaba cargando varios kilos de más.

Como he hecho con el apartado referido a la Preparación física, voy a remitir a todos las publicaciones que realicé en su día referidas al material necesario para realizar el Camino de Santiago y que reuní en el apartado Equipo: y donde se pueden encontrar, entre otras, publicaciones sobre Calcetines, Calzado, Mochila, una Estimación de Coste y un listado con Todo lo Necesario. Una visita a cada uno de esos apartados y resolveréis la mayoría de las dudas en cuanto a equipamiento.

Cuando debes cargar una mochila a la espalda decenas y decenas de kilómetros, menos es más

Documentación imprescindible

No sé qué países lo necesitan y cuáles no pero, dependiendo de tu nacionalidad necesitarás: Un seguro de viaje, el pasaporte y un visado.

Revísalo tantas veces como haga falta y asegúrate de tenerlo todo en regla antes de salir de viaje. Una buena idea es la de llevar una copia en algún sitio por si pierdes el original: una foto de toda la documentación en el teléfono, una fotocopia en color en la mochila… Si, ya sé que no es lo mismo pero igual te ayuda a agilizar los trámites en caso de que pierdas la documentación original.

Asegúrate de llevar el original y la/s copia/s en lugares distintos para no perderlo todo al mismo tiempo

Casa, familia y urgencias

Igual que en el apartado anterior, si te vas a ir poco tiempo igual no hace falta que avises a nadie pero si vas a estar más de una semana fuera de casa, avisa a algún familiar, amigo o vecino de confianza para que te recoja el correo y/o entre dentro de tu casa para comprobar que todo está bien (si alguna vez se te ha descongelado el congelador o has tenido alguna fuga de agua ya sabes porque lo digo).

Ya sabemos que todos tenemos una vida más o menos previsible y monótona, que solemos hacer las mismas cosas los mismos días a las mismas horas. Pocas sorpresas nos suele traer la vida diaria pero ¿qué pasa si cuando pasa algo importante o grave nos pilla fuera? Lo mejor sería que te pudieran contactar en cualquier momento y, cosas de la tecnología, hoy en día es posible.

Cuantas menos personas sepan que vas a estar varios días o semanas fuera de casa, mejor

Si eres ciudadano de la UE y dispones de un teléfono o un smartphone con acceso a Internet, ya tienes el problema solucionado. Eso sí, contacta con tu operador móvil para que te informe bien de cuántos datos, llamadas o sms dispones y si deberás pagar algún tipo de suplemento o tendrás algún tipo de restricción.

Si no eres ciudadano de la UE, te recomendaría que compraras una tarjeta SIM para tu celular o te compraras un Smartphone de prepago con acceso a  Internet. Tampoco hace falta que tenga muchos  minutos en llamadas o sms pues la mayoría de nosotros tenemos Whatsapp, Line, Messenger o alguna otra aplicación que nos permitirán llamar por Internet aprovechando la red Wifi de la que disponen muchos de los bares donde tomaremos algo, la mayoría de albergues públicos y casi todos los privados.

¿Reservar o no el alojamiento?

Básicamente, hay dos maneras de hacer el Camino de Santiago: Sin reservas previas o saliendo con todos los alojamientos reservados. Ambas opciones tienen ventajas e inconvenientes y, dependiendo de tu capacidad de improvisación, optarás por una u otra.

En unas vacaciones ‘normales’ suele ser habitual salir con todo reservado. Hoy dormimos aquí, mañana allí, iremos a ver esto, mañana aquello… Hay pocas opciones para la improvisación y, cuando toca hacerlo, salen a relucir nuestras inseguridades. Nuestro miedo a equivocarnos hace que no seamos capaces de tomar decisiones y eso nos lleva a llevarlo todo organizado antes de salir.

Los principales recorridos del Camino de Santiago son el lugar ideal para aprender a improvisar: Hay variedad de tipos de alojamientos, están  muy repartidos por todo el trayecto, podemos ajustar las etapas a nuestras necesidades o deseos y donde paremos a dormir siempre encontraremos donde comer.

Los albergues, por precio y ambiente comunitario, son el tipo de alojamiento preferido por los peregrinos: Los albergues municipales no admiten reservas y se llenan por riguroso orden de llegada, los albergues privados si admiten reservas y es donde acabaremos durmiendo si necesitamos reservar plaza.

Con alojamiento reservado

Puedes haber reservado tú mismo todos los alojamientos antes de salir o quizás hayas contratado un viaje con una agencia con ‘todo incluido’. Si sales con todos los alojamientos reservados, sabes que tienes la cama asegurada y sentirás la tranquilidad de poder caminar a tu ritmo, sin prisas, parándote donde quieras el tiempo que quieras y llegando a la hora que sea.

Lo malo de esta opción es precisamente esa: que debes llegar al final de etapa como sea. ¿Qué pasa si te sientes mal? ¿Y si te apeteciera acortar o alargar la etapa? En el Camino conocerás a muchas personas y con algunas de ellas entablarás amistad. Si lo llevas todo programado, si ellas no hacen tus mismas etapas, antes o después las perderás de vista.

Esta suele ser la opción de quienes recorren los últimos 100 kilómetros de los principales Caminos

Sin alojamiento reservado

También puedes irte al Camino sin reservar ningún alojamiento. Según te sientas con más o menos fuerzas, alargarás más o menos la etapa y la terminarás donde más te apetezca. Aunque acabarás haciendo las etapas de una distancia más o menos parecida, siempre tendrás la libertad de modificarlas. Un día puedes hacer 25 o 30 kilómetros porque te apetece y te sientes fuerte, al siguiente sólo 5 kilómetros porque quieres pararte a visitar unas ruinas, un pueblo, o un monasterio, al siguiente hacer 20 kilómetros más… Tu única ‘obligación’ será la de decidir a diario dónde y cuándo finalizar la etapa.

Lo malo de esta opción es la incerteza de encontrar alojamiento allí donde quieras finalizar la etapa lo que, en caso de no encontrar una cama libre, quizás te obligue a caminar más de lo que tenías previsto o a dormir al raso. Más de una vez he dormido bajo el porche de una iglesia o en un parque por no querer caminar más.

Reservar día a día

Y luego está el término medio, sin haber reservado nada pero ir reservando día a día. Cuando sales por la mañana, dependiendo de cómo te encuentres, de dónde vayan a concluir su etapa tus compañeros o incluso consensuándolo entre todos, reservar el alojamiento del final de etapa esa misma mañana. Es fácil: se busca el teléfono del albergue por Internet o en alguna app, se llama y se reserva el número de plazas que desees.

También es verdad que, dependiendo de las plazas que quieras reservar, te pedirán una tarjeta de crédito para asegurarse de cobrar esas plazas que os guardan para todos. Os van a reservar unas plazas y quieren garantizarse su cobro. Si vais, cada uno pagará lo suyo. Si no lo hacéis, cobrarán las plazas reservadas de la tarjeta que les habéis proporcionado.

La opción intermedia sería reservar día a día

El gran problema de las reservas

Debes saber que no caminas solo, que las plazas son limitadas y que no puedes dormir en dos albergues al mismo tiempo. Si reservas una cama y cambias de idea, llama lo antes posible para anularla y que puedan dar esa plaza a otro peregrino. Llama de buena mañana para que los del albergue puedan gestionar bien las plazas que tienen disponibles y puedan entregarlas a quienes las reclaman.

Si llamas al medio día o por la tarde para anular tu reserva, no dudes que habrá peregrinos que habrán llegado o llamado al albergue donde tú tenías plaza y que quizás les hayan dicho que no tenían plaza. Y todo por tu culpa. Por no pensar en el resto de personas, habrás hecho caminar unos kilómetros de más que podrían haberse ahorrado si hubieras llamado antes para anular tu reserva.

Piensa en los demás y no ocupes dos plazas al mismo tiempo

¿Qué sale más a cuenta, reservar o no reservar?

Ya hablé de los Gastos en el Camino y di precios orientativos de lo que cuesta cada tipo de alojamiento. Lo que no especifiqué es la diferencia de precio entre ir con reserva o ir sin reserva. Y eso es porque… No hay diferencia de precio entre haber reservado plaza o no.

Si eres tú quien se encarga de reservar plaza en todos los albergues antes de salir de casa, si lo haces tú cada mañana en cada etapa o llegas a un albergue y pides cama, te van a dar el mismo precio. El trabajo lo pones tú y la cama la pone el albergue, y como no hay nadie más por en medio, pagarás lo que toca.

La diferencia de precio en los alojamientos es lo que se queda el intermediario

Si quieres que te lo den todo hecho, puedes hacerlo pero te costará más caro. Contrata cualquier agencia especializada y págales el sobreprecio por las gestiones que harán. Unas gestiones que, dicho sea de paso y tirando muy largo, a ti te costarían unos 5 minutos diarios.

Conclusión

Cualquier Camino requiere de mucha preparación previa. Mucha. Suele decirse que un Camino se vive tres veces: Al prepararlo, al recorrerlo y al recordarlo. A mí me gusta que cada fase sea más larga que la previa y también por eso abogo siempre por recorridos de 15 días o más: para que los preparativos no sean más largos que el mismo Camino y para que su recuerdo me dure mucho más.

Un Camino se vive tres veces: Al prepararlo, al recorrerlo y al recordarlo

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