Acabado el Camino Catalán de Girona, puedo decir que es el que más me ha costado recorrer. Un Camino sin peregrinos, donde caminaremos, comeremos y dormiremos solos, sin hablar con nadie más que las personas con las que entablemos conversación en algún pueblo o al registrarnos en el alojamiento. Cambiaremos palabras y conversaciones por meditaciones y reflexiones internas. Pero, sin duda, lo más duro ha sido pisar sobre caminos que ‘pinchan’ la planta de los pies a cada paso. Un verdadero reto para zapatos, tobillos y pies.
Si se desea un Camino minoritario de verdad, este es uno de ellos! Continuar leyendo «Girona 2020»