Tras Semana Santa, vuelvo al Camino.
En 2015, empecé mi tercer Camino Francés. Me fui con una de mis hermanas. Ella había hecho Sarria – Santiago con anterioridad, desoyendo mi consejo de empezarlo en Roncesvalles e ir completándolo según pudiera, y decidimos que lo volveríamos a empezar juntos.
Caminamos juntos de Roncesvalles a Logroño y, cuando ella volvió a casa, yo lo continué hasta llegar a Santiago. Ese año, al llegar a la Plaza del Obradoriro, muchas de mis lágrimas las dediqué a ella, a los días compartidos y a la añoranza de todos aquellos que no me acompañarán nunca en los Caminos que recorreré. Era mi tercer Camino francés pero siempre lo recordaré como uno de mis Caminos más especiales y sentidos.
Este año, si todo va bien, volveré al Camino con ella durante una semana. Las ganas de compartir paisajes y climatología, lugareños y peregrinos, conversaciones y silencios son inmensas pero… No siempre ocurren las cosas como uno espera.
Distintos motivos han hecho que los planes que ambos teníamos previstos se hayan modificado sustancialmente y han hecho que podamos coincidir en estas fechas y que podamos volver a gastar suela juntos pero, si se volvieran a truncar, volveré a replantearme el inicio y el destino y disfrutaré el camino como siempre. Hay que adaptarse a las adversidades y aceptar las cosas según vienen.
¡Buen Camino!