Acabar el Camino

Dicen que el Camino te cambia. No sé si es verdad o no. Yo me fui al Camino por primera vez en 2001 y no soy consciente de si los cambios que se han producido en mi personalidad son fruto del Camino o de la edad; supongo que ambas cosas cuentan ¿verdad? De lo que sí estoy seguro es que ya no tengo problemas para escoger dónde ir de vacaciones: al Camino. Antes, siempre tenía dudas: dónde ir, cómo ir, cuanto tiempo, con quien… Ahora lo tengo resuelto: voy al Camino, me voy en tren o autobús y lo recorro andando, el máximo de días posible y, excepto raras ocasiones, voy solo. He ido unas cuantas veces al Camino, algunos que me conocen dicen que muchas pero a mí… Se me hacen pocas. Continuar leyendo «Acabar el Camino»

Motivaciones y ‘ayudas externas’ para el Camino

Un ejemplo ‘tonto’ que suelo poner cuando intento explicar qué y cómo se vive en el Camino: si, cualquier día, vemos a alguien curándose una ampolla sentado en las escaleras del albergue donde nos hospedamos, seguro que pararemos a preguntarle y a interesarnos por él y le ayudaremos en lo que podamos. Si la misma situación la vivimos fuera del Camino, no sé yo si reaccionaríamos igual. Seguramente no. El Camino es un lugar donde el altruismo y solidaridad se muestran de forma honesta y sincera, sin esperar nada a cambio. Nada que ver con el día a día que todos vivimos. Continuar leyendo «Motivaciones y ‘ayudas externas’ para el Camino»

Los ‘problemas’ por no poder ‘hacer grupo’

En las 12 jornadas en las que terminamos el Camino, dormimos en albergues, privados o públicos, pensiones, hostales y hoteles y, aunque en todos conseguimos el descanso necesario, no todos los disfrutamos por igual. Es en los albergues donde yo encuentro el sentido al Camino, donde vivo el compañerismo entre peregrinos con más intensidad (sobretodo, en los albergues públicos) porque es el momento de compartir risas, anécdotas, charlas triviales o confesiones sinceras, donde se cuecen amistades y se debate sobre la etapa siguiente, donde se cura y se ofrece lo que se tiene a quien lo necesita… Pero, en nuestro Camino, hacer grupo iba a resultar casi imposible. Continuar leyendo «Los ‘problemas’ por no poder ‘hacer grupo’»

Flexibilidad en el Camino

Una vez en el Camino, las cosas fueron mejor de lo deseado. Como la distancia que nos separaba hasta Sarria era muy larga, programé la llegada en dos días. El primer día dormiríamos en Burgos y el segundo día llegaríamos a Sarria, donde, tras comer, empezaríamos a caminar esa misma tarde. Así lo hicimos.

Esa primera etapa, de Sarria a Barbadelo, fue el detonante para que mi madre empezara a darse cuenta que era factible realizar el Camino. Continuar leyendo «Flexibilidad en el Camino»

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